Regulación en el ámbito de las criptomonedas, cómo estamos y a dónde vamos

El sueño de dinero más allá de toda regulación estatal ha completado sus primeros pasos, y el resultado no ha sido el que (oficialmente) deseaba su (desconocido) creador, a día de hoy el bitcoin no funciona totalmente como dinero, de hecho, es más bien un activo con el cuál especular que moneda circulante.

Y el estado ha metido mano. Si algo le gusta a un burócrata es burocratizar toda actividad, es cierto que proporciona un entorno más “seguro” para el lego, pero también tiene la mala costumbre de hacer terriblemente farragosos trámites que a priori no debieran serlo. ¿Cómo están reguladas las criptomonedas a día de hoy? ¿Qué está por venir?

La legislación va detrás de los avances

Como debe ser por otra parte. La tarea de parlamentos y asambleas legislativas es la de legislar sobre la cambiante realidad, no crear esa misma realidad, y por supuesto las criptomonedas no iban a ser menos.

Antes de nada, es necesario tener claro de qué forma vamos a operar con las criptomonedas para saber de qué forma nos va a afectar la legislación, si realizamos trading de criptomonedas, por ejemplo, estaremos operando bajo un marco ya regulado -debemos asegurarnos de que el bróker elegido está en las listas de las entidades autorizadas para prestar estos servicios de los organismos reguladores pertinentes-, el de los brókeres de trading y los contratos por diferencia (CFDs), lo que no quiere decir que sea un mercado regulado, ya que no lo es, el trading es un mercado denominado Over the Counter. Sin embargo, debemos tener muy presentes los cambios en la regulación de las criptomonedas, ya que pueden provocar fluctuaciones en el mercado. Es decir, la regulación se convierte en un factor a tener en cuenta a la hora de situarnos en corto o en largo.

Pero si lo que somos es compradores y vendedores de criptomonedas la legislación nos afecta de manera más profunda si cabe, y así están las cosas en estos momentos.

En algunos países como Argelia, Emiratos Árabes Unidos o Nepal están terminantemente prohibidas, aunque para un activo de este tipo una prohibición se asemeja bastante a la proverbial puerta en el campo, es decir, es inútil.

Muchos otros ya tienen regulaciones específicas para este activo, normativas nacionales como el caso de la Argentina o supranacionales como en el caso de la Unión Europea. Estas legislaciones suelen estar enfocadas a la característica fundamental del anonimato, que a su vez facilita su uso en delitos como blanqueo de capitales, financiación de actividades criminales…  Además, estados rabiosamente proteccionistas como el de Francia ya han declarado lo poco que le gustan iniciativas como le llevada a cabo por Facebook, que a no mucho tardar estrenará Libra, criptomoneda más parecida a XRP que a bitcoin, a priori más orientada a servicios financieros que a la especulación, y que, a pesar de su inminente lanzamiento, aún se está redefiniendo, por su amenaza a la soberanía monetaria nacional. Aunque Francia no controla su propia divisa, el euro, su peso específico en el seno de la Unión Europea le proporciona una gran influencia en el Banco Central Europeo.

Otros países como Nueva Zelanda están llevando a cabo pruebas acerca de la posibilidad del uso de criptoactivos como parte del salario de los trabajadores, con algunas limitaciones como que la cripto elegida debe ser fácilmente convertida en dinero fiduciario o que el trabajador no debe ser autónomo.

 

Ponerle el bozal al perro

Al otro lado del charco, el todopoderoso gobierno federal de los EEUU quiere poner orden en el asunto. Republicanos y demócratas creen que ya es hora de regular con mayor firmeza el mercado de las criptos.

La propuesta preliminar del republicano Paul Gosar, actualmente en cuarentena por posible contagio de coronavirus; “Ley de criptomonedas de 2020”, plantea dividir el mercado en tres: criptomonedas, criptoproductos y criptovalores.

Las primeras serían los productos sustentados por una cadena de bloques o un libro de contabilidad descentralizado, los segundos bienes o servicios con una fungibilidad parcial o total y los terceros productos patrimoniales o deuda sustentada igualmente en una cadena de bloques.

Por su parte, el magnate Bloomberg, una vez decaída su candidatura a la presidencia de los EEUU, se ha alineado con Biden, por lo que es de esperar que de ser designado Joe Biden como la opción demócrata para desalojar a Trump de la Casa Blanca, las tesis de Bloomberg sobre la regulación de las criptomonedas -una regulación clara que entre otras cosas exija una mayor supervisión de las entidades financieras de la exposición al riesgo en este tipo de inversiones- tengan peso en la política demócrata a este respecto.