Dada la preocupación por parte de los legisladores de Washington hacia la criptomoneda de Facebook, Libra, es cuestión de tiempo para que tomen cartas en el asunto. Se sabe que tienen pensado realizar intervenciones y auditorías al respecto, más aún al ver el creciente auge del proyecto de la red social.
A diferencia de Bitcoin, el Congreso puede identificar y hablar directamente con las personas a cargo del proyecto Libra. Puede citarlos y así presionarlos, ¿Quién sería el principal blanco? su CEO, Mark Zuckerberg.
Por otro lado, imagina a un líder del Congreso pidiendo que se detenga el desarrollo del Bitcoin. ¿A quién van a presionar exactamente para terminar un proyecto de código abierto que involucra a millones de desarrolladores, mineros y usuarios no identificables en todo el mundo? Difícil que suceda cierto.
Esta distinción, entre un proyecto con una figura de autoridad única e identificable y otra cuya gestión se distribuye en millones de personas y sin líderes con un fundador que nunca ha revelado su identidad. Esto se encuentra en el centro de una crítica de la comunidad criptográfica de que la iniciativa del gigante de los medios sociales no es resistente a la censura. Recordemos que el gigante de las redes sociales ya fue intervenido una vez.
Cuando hay alguien a cargo, una parte interesada (un político, un banquero, un regulador, un accionista) puede apoyarse en ellos para hacer cambios. Y cuando el modelo de consenso de Blockchain se basa en una membresía autorizada como un club, un esfuerzo coordinado para modificar o censurar, siempre es posible.
Más aún si la contabilidad o su software pueden ser alterados por esta presión, la plataforma Libra no puede prometer apoyar el acceso abierto y sin restricciones para los usuarios y un entorno de innovación, sin permisos para los desarrolladores.
Debemos apoyar a Libra, no a Facebook
Hay una confusión, una cosa es el mercado de criptomonedas otra son las redes sociales. Esta confusión está siendo usada por partes interesadas para intervenir este proyecto. El equipo de Libra se ha fijado como objetivo, el lograr la inclusión financiera para los 2 mil millones de adultos en todo el mundo que no tienen cuentas bancarias.
Es un objetivo noble, y se están llevando a cabo de una manera inteligente, desde una perspectiva verdaderamente internacional, transfronteriza, entre monedas. Además, cuando se combina el número de usuarios de Facebook, Instagram y WhatsApp, el número de carteras potenciales asciende a 4 mil millones.
Con el tiempo, a medida que el proyecto crece, Libra espera expandir el consorcio. Esto podría socavar la eficiencia de la coordinación, pero en una transacción clásica de centralización versus descentralización, la incorporación de nuevos miembros (más ONG y algunos bancos, sindicatos de trabajadores y algunos fondos públicos de pensiones) logrará una mayor diversidad y una menor capacidad de colusión.
El mayor riesgo no es que Libra tenga éxito y enriquezca a Mark Zuckerberg aún más, sino que ni Libra ni uno de sus competidores criptográficos logren romper las barreras a la participación económica. La exclusión financiera engendra pobreza, que a su vez engendra terrorismo y guerra. Ojalá fuera una compañía diferente llevando este proyecto, la comunidad lo vería con otros ojos.