El político del Partido Popular en España Carlos Fabra, acusado de corrupción por numerosos delitos, tiene en su haber numerosos premios de Lotería. Esa estrategia, un tanto chusquera, hace pensar a muchos que lo que ha ocurrido en ese caso es que ha usado parte del dinero que supuestamente ha ganado con la corrupción para blanquearlo en estos sorteos de azar públicos.
Pues este mismo escenario es el que está ocurriendo con el crimen organizado en la actualidad, pero trasladando las operaciones a esta realidad más digitalizada. Ahora, en lugar de comprar inmuebles u obras de arte, la práctica está más orientada a las criptomonedas. Luis Rodríguez, experto en prevención de crimen financiero y CEO de ComplianZen, sostiene que estas divisas son una lavadora perfecta, salvo que el propietario del cajero adopte algún tipo de regulación.
Colaboración por parte de las casas de cambio
Las casas de cambio, que son las empresas que permiten operar con criptomonedas y cambiar a cripto dinero fiduciario, colaboran activamente con la policía y la justicia, de modo que representan un primer filtro importante para evitar estas actividades delictiva.
Binance, por ejemplo, permitió desarticular hace unas semanas una red de ciberextorsión en Ucrania que había blanqueado más de 35 millones de euros. En mayo de 2019, la UCO de la Guardia Civil detuvo a ocho ciberdelincuentes que habían conseguido lavar 9 millones de euros provenientes del narcotráfico usando cajeros de criptomonedas.
A menudo, la técnica que utilizan estos delincuentes es la del pitufeo, que consiste en cambiar cantidades relativamente pequeñas durante meses para no dejar mucho rastro. El problema con las criptomonedas es que, una vez se obtiene el código QR para realizar la transacción, el rastro del dinero se pierde.
El juego online, otra actividad susceptible a aprovechar por los ciberdelincuentes
Las casas de juego online son otro universo del que pueden sacar mucha partida los delincuentes que manejan dinero negro. En este caso son las propias mafias quienes montan la empresa o bien adquieren la licencia de un casino correspondiente, y siempre a nombre de un testaferro que dificulte inculparlos.
Se trata de una tapadera muy atractiva debido a la facilidad para mover las divisas, así como el auge de un sector que todavía está poco regulado en muchos países. En España, la entidad responsable de esta actividad es la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), dependientes del Ministerio de Consumo.
Cuando estos casinos están operativos se activan los mecanismos de blanqueo, que consisten en inyectar el dinero desde territorios donde no se controlan los movimientos, contratar a personas para que apuesten con tarjetas de crédito de prepago o poner a bots a jugar como si fueran usuarios reales. Una vez el dinero se pone en movimiento, ya sea fiduciario o cripto, ya es de curso legal.
Esta práctica es aún menos controlable en los casinos de criptomonedas, que ya están en desarrollo en muchos lugares. Si bien aún falta tiempo para que se afiance esta práctica, debido a las dudas que sigue generando el uso de las divisas digitales, puede ser también un escenario a utilizar por los cibercriminales, lo que obligará a una vigilancia más estricta por parte de las autoridades judiciales y policiales.
El juego online, cada vez más regulado
Con respecto al juego online, legalizado en España desde el año 2012, cabe decir que es una actividad que ha experimentado un crecimiento exponencial en todo este tiempo. Desde hace unos años, el casino online mobile ha ido ganando en interés por parte de los usuarios, así como las apuestas deportivas, por la facilidad que supone iniciarse en esta actividad desde un dispositivo móvil.
La DGOJ, consciente de que los juegos de azar y las apuestas pueden ser un escenario proclive a las estafas y a un comportamiento delictivo, mantiene estrictos protocolos de regulación, de modo que solo ofrece licencias a aquellos operadores que protegen las garantías de los jugadores en materia de depósitos, cantidades jugadas y ganadas, confidencialidad de los datos, etc.
A su vez, esta entidad aconseja hacer un uso seguro y responsable del juego. Como otras muchas actividades económicas, con el juego debe encontrarse un equilibrio entre los aspectos positivos que genera para la sociedad: empleo y recaudación de cientos de millones de euros en impuestos para las arcas del Estado; y los posibles problemas asociados, como la aparición de diberdelincuentes.